Leonor ha escrit un conte amb bastants elements dels contes tradicionals: un príncep, una noia - sirena que desitja establir una relació amb ell, una amiga - bruixa, un pare protector i amorós i una mica de màgia. Encara mantenint l'escenari també tradicional de la història de la petita sirena, inverteix alguns termes claus en el marc del conte, deixant de banda la dependència de la noia vers el noi, que resulta ser bastant pànfil. Això és molt decebedor per a la protagonista que té criteri propi per a avaluar, a diferència de les protagonistes femenines dels contes.
Leonor reinterpreta els rols i li dóna la volta a la història tradicional fins arribar al punt que, tot i mantenir-se les necessitats d'amor de parella, es redireccionen sense complexos vers una persona diferent de la que els contes destinaven a les seves protagonistes. Una manera ben diferent de menjar perdius és possible?
LA SIRENITA
Érase una vez una sirena a la que la que llamaban Ariel y que tenia 16 años. Su padre siempre le decía que tenía que subir a la superficie para conocer a la gente de la tierra, que tenía que ser un poco más culta. Ariel no quería, sin embargo, subir a la superficie porque pasaba de todo. Estaba todo el día en la habitación encerrada. Hasta que un día el rey tritón se hartó y se la llevó por la fuerza a la superficie.
En otro lugar de aquel país había un príncipe llamado Eric al que le daban miedo la sirenas. Al ver a Ariel salir a la superficie salió corriendo, cosa que a ella la sorprendió mucho y también le picó la curiosidad. Ariel volvió al fondo del mar y le dijo a su padre que de vez en cuando subiría a la superficie. Su padre se alegró mucho. Ariel volvió a la superficie. De nuevo, cuando el príncipe la vio, salió corriendo y ella se fue muy pensativa a nadar. Nadando, nadando se encontró con un pulpo llamado Úrsula. A Ariel le pareció que era una buena persona y le contó sus problemas. A Úrsula se le ocurrió que el príncipe podría hablar con Ariel si ésta cambiaba su voz, pues tenía voz de pito. Úrsula sí que tenía una bonita voz y se ofreció a ayudarla, cambiando la voz de Ariel por la suya propia. Así lo hicieron.
Con su nueva bonita voz, se fue decidida a la superficie y se acercó al lugar en el que se encontraba el príncipe a hablar con él, y hablaría, sí, pero a gritos, que también en el cambio había ganado potencia.
Esta vez le dio tiempo a preguntarle al príncipe porqué salía corriendo antes de que éste desapareciera a toda velocidad. Él respondió que le daban miedo las sirenas. Ariel le miró con cara de “ pero qué me dices, chaval”. Desconcertada por la gran tontería que acababa de oír, se marchó. Por si fuera poco, había cambiado su voz y ahora gritaba cada vez que hablaba.
Volvió a ir a casa de su amiga Úrsula, que le aconsejó que pasara de los chicos. Y eso hizo, aunque antes volvió a la superficie y le dijo al príncipe que le daba igual lo que él pensara y se marchó.
Pasó el tiempo y ningún chico se acercaba a Ariel a causa de su voz, pero a ella no le importaba porque con su amiga Úrsula se encontraba la mar de bien, nunca mejor dicho. Así que Ariel y Úrsula se casaron, fueron felices y comieron perdices.
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